La candidiasis vaginal es una patología común en la mujer causada por una infección de levaduras en la vagina y el área circundante.
Esta infección se denomina Candida albicans, pero también se la conoce como Candidiasis vulvovaginal. La Candida habita sin causar daño en la piel, en la boca, el intestino y la vagina y normalmente se mantiene bajo control por bacterias inofensivas.
Sin embargo, a veces las condiciones cambian y la levadura aumenta rápidamente, causando síntomas de flujo excesivo e irritación. La tasa de incidencia indica que las mujeres la desarrollan en algún momento de su vida, siendo más común en mujeres entre los treinta y los cuarenta años, y en aquellas que están embarazadas. Mujeres con problemas sistémicos son propensas a desarrollar Candida.
Además existen otros factores desencadenantes tales como usar ropa apretada, el uso prolongado de antibióticos, las duchas vaginales, baños de burbujas, consumir mucho azúcar, estrés, constipación o estar en tener quimioterapia.
A pesar de no ser considerada una enfermedad de transmisión sexual, en algunos casos la mujer puede contagiar al hombre durante el acto sexual.
En las mujeres, los síntomas típicos son: prurito vulvar, dolor e irritación, enrojecimiento de la vagina y la vulva, flujo vaginal (por lo general blanco, inodoro, aunque a veces podría tener un ligero olor), dolor o malestar durante el acto sexual o al orinar.
En los hombres, los síntomas pueden ser menos evidentes que en las mujeres, pero incluyen: malestar, ardor o picazón en la punta del pene o debajo del prepucio, enrojecimiento o manchas rojas en el pene o debajo del prepucio, flujo blanco y malestar al orinar.
Si los síntomas son leves, generalmente el especialista recomendará un fármaco antimicótico. El tratamiento antifúngico en tabletas suele ser el fluconazol. Pueden ser extremadamente eficaces, y una sola pastilla podría ser suficiente para curar una infección por hongos.
Ocasionalmente causan efectos secundarios como náuseas y vómitos, diarrea o estreñimiento e hinchazón.
Las mujeres embarazadas o lactantes no suelen seguir tratamientos antifúngicos en comprimidos debido a la posibilidad de afectar al bebé.
Los medicamentos intravaginales (óvulos) no causan tantos efectos secundarios como los tratamientos con tabletas, pero pueden ser incómodos y de llegar a usarse, pueden causar irritación local, además de dañar condones de látex y diafragmas. Los medicamentos como clotrimazol o miconazol vienen en cremas u óvulos.
Evita usar condones de látex, cremas y lubricantes espermicidas si causan irritación. En su lugar, trata de usar condones hipoalergénicos. Evita el uso de ropa ajustada hecha de fibras artificiales como el nylon. Siempre que sea posible, usa ropa interior de algodón y ropa suelta.
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Cabe resaltar, que este artículo sólo tiene fines informativos, y que en ningún momento debe ser considerado como asesoramiento, diagnóstico o tratamiento médico profesional. Nunca dejes de buscar asesoramiento médico.