La modelo y ex actriz de cine para adultos, Mia Khalifa, abrió su alma y contó lo que nadie sabía.
Con 26 años está por casarse con el famoso chef, Robert Sandberg y tiene varios proyectos personales en mente, no obstante, en una entrevista contó sobre el tiempo que estuvo haciendo cine para adultos y lo que significó este paso.
Además, la modelo y comentarista informó que se decepcionó al descubrir que lo que creía que era cierto, no era real. Khalifa contó algunas de sus vivencias por las que pasó cuando se encontraba inmersa en la industria para adultos, a la que ingresó bajo falsa promesa de hacer modelaje.
En su historia la ex actriz de videos para adultos destacó que en gran parte de su vida tuvo que luchar contra el sobrepeso y esa situación hizo que en muchas oportunidades se sintiera como una mujer fea y que no merecía atención por parte del sexo masculino.
Luego de ponerse implantes de inmediato la joven empezó a recibir atención masculina y al no estar acostumbrada a ello, sintió que tenía que hacer todo lo posible para conseguir un trato especial por parte del sexo opuesto.
“Tras sentir cómo era esa aprobación y los cumplidos, no quería que eso terminara”, cuenta Khalifa.
Estudió historia y en su primer año de universidad en Texas, también trabajó como camarera para pagarse la carrera cuando se le presentó la oportunidad perfecta de ganar un dinero extra.
La ex actriz del entretenimiento para adultos, comentó que creció como una chica con poca autoestima por la adaptación, en cierta época tuvo problemas de obesidad, cuando logró adelgazar 22 kilos se implantó prótesis mamarias para ser “más femenina” y empezó a recibir atención masculina como nunca antes.
La chica aseguró que millones de mujeres se graban teniendo relaciones íntimas y nunca se conoce su verdadera identidad. “Nadie sabe quiénes son y no las reconocen, quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara”, relató Khalifa.
Al final de su carrera logró entender que sus acciones causaron la destrucción en la relación con sus padres, el desprecio por parte de su familia y seres queridos, además su reputación también fueron afectadas.
Mia concluye que su experiencia fue un acto de rebeldía con varias lagunas mentales entre escenas, debido a la adrenalina que le traía hacer ese tipo de películas a pesar de las constantes amenazas de muerte por parte de radicales islamistas.
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