Meghan, de 22 años, es una bailarina que incluso ha realizado una gira por el mundo con una compañía de danza.
Ella dijo que su trastorno alimenticio es un demonio para ella porque por “la obliga” a hacer ejercicio diez horas todos los días, y su rostro se ha vuelto demacrado y gris.
Ella trabaja con una compañía de danza profesional, ya que también estudió en una fantástica escuela de danza.
Meghan está pasando por un desorden alimenticio paralizante que se ha transformado en una desventaja para su salud.
Ella tiene que empezar el día con nueve tazas de café y pastillas de cafeína para superar su trastorno y seguir su vida.
Meghan comenzó a hacer ejercicio durante diez horas todos los días para mantenerse en forma, y la rutina de ejercicios hizo que su peso cayera en picad, lo que se convirtió en una razón para que su padre llorara al ver “un esqueleto en vez de a su hija”.
Cuando Meghan era niña, solía participar en diferentes clases de baile como ballet, modern, tap y jazz.
A sus ocho años, comenzó a ser consciente de su peso y cuerpo debido a las medidas de sus trajes de baile, y quería caber en el tamaño más pequeño que había disponible.
La familia de Meghan siempre ha sido de llevar una vida saludable y rara vez comían comida chatarra.
Meghan lloraba después de mirar su cuerpo todos los días y pensar en su consumo de calorías.
Cuando se unió a su escuela de baile, hacía ejercicio en el gimnasio y también solía tomar clases de HIIT, clases de yoga y solía correr para maratones una vez por semana, además de las horas de baile.
Al final Meghan entendió que había desarrollado fobia por la comida cuando vio a su padre llorando.
Meghan buscó tratamientos y siguió haciendo ejercicio, pero espera mostrar y liderar el camino para que otros enfermos como ella acepten su condición y dejen de sentir tanta culpa.
Ella afirma que a su familia le gustan los hábitos de vida y alimentación saludables que aprendió a temprana edad, pero que se lo tomó muy en serio y no comió nunca nada poco saludable.
Debido a sus comportamientos restrictivos y poco saludables del trastorno alimentario, Meghan comenzó a desarrollar ansiedad y depresión.
En un momento todavía parecía un poco musculosa, pero después de un tiempo, su cuerpo comenzó a verse como un esqueleto.
Después de visitar a sus padres y ver a su padre llorar por su físico, consultó a enfermeras y terapeutas. Ahora, ella ha creado algunas reglas para su mejor salud.
¡COMPARTE su historia! Miles de chicas y chicos pasan por este tipo de trastornos y nunca son conscientes de que lo padecen hasta que alguien les abre los ojos.