Leonel tiene 11 años y autismo, vive en Río Gallegos, Argentina, el pasado 7 de mayo su perro Tito se perdió en un paseo mientras él estaba en la escuela.
“Lo sacamos a pasear con las otras tres perritas que tenemos. Ellos corren, van y vienen cuando les das la orden, vuelven todos y entramos a casa. Cuando dijimos ‘vamos’, vinieron las perritas, pero no vimos a Tito. Nos regresamos porque pensamos que se había quedado atrás oliendo algo”, relató Noemí, madre de Leonel.
Tito acompaña al niño desde que tenía 5 años, se convirtió en su apoyo y su amigo incondicional. Cuando supo la noticia se le rompió el corazón. Fue cuestión de segundos, lo buscamos por el barrio, pero no lo encontramos”, agregó Noemí.
La familia hizo carteles que publicó por la localidad, difundieron mensajes en redes sociales y en los medios de comunicación, esperaban recibir noticias en las próximas horas.
El perro de 6 años sigue desaparecido y no han recibido información sobre su paradero. Leonel no pierde la esperanza, sueña con reencontrarse con su amigo peludo. “No me importa regalarla si vuelve Tito”, dice el pequeño refiriéndose a su bicicleta, que ofrece como recompensa a cambio de que le devuelvan a su perro.
La familia de Leonel presume que alguien se llevó al perro, que además era muy dócil y no solía ladrar jamás. Tito corría durante los paseos, pero siempre regresaba, era muy sereno, sociable, no ladraba, le ofrecía a Leonel la compañía que necesitaba para mantener la calma en los momentos más difíciles.
“Tenemos perros en casa, pero Tito es de Leonel, están juntos desde que él tiene 5 años. En ese momento Leo necesitaba la estimulación del perro para salir”, explicó Noemí.
“Tito jugaba con Leonel y él se incorporaba, desde ese momento dormían juntos, Leonel incluso lo llevaba a la escuela y sus sesiones de terapia. Todo era más fácil si el perro estaba ahí. Cuando Leo se enfermaba, Tito no salía, se mantenía siempre a su lado”, dijo la madre.
Relató que a Leonel y a Tito les afecta mucho estar separados, el niño ha tenido que viajar a Buenos Aires para que lo examinen los especialistas que necesita y durante los viajes tenía que llamar por videollamada a casa para poder ver al can. “Cuando volvía era un apego tremendo, se acostaban juntos durante horas porque se habían extrañado”, dijo Noemí.
Ha pasado un mes desde la desaparición de Tito y ella pierde la esperanza, pero sueña con que quien sepa sobre su paradero se conmueva con los mensajes de su hijo. Leonel grabó un vídeo con sus compañeros de la clase de taekwondo para solicitar ayuda.
Cuando Leonel escuchó que en su casa conversaban sobre ofrecer una recompensa económica para encontrar más rápido al perro intervino, su madre le explicó que no tenía dinero y él sin dudar ofreció su bicicleta. El niño está preocupado porque Tito esté alimentado, porque reciba su control veterinario y le corten el pelo adecuadamente.
“Para muchos es solo un can, pero para Leo es mucho más importante. Necesitamos que vuelva a casa, un montón de personas nos han ofrecido perros, la gente es muy solidaria. Pero el tema es Tito, no sabemos qué más hacer”, finalizó la madre.
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