Hay personas que se molestan con los spoilers, pero esta persona lo llevó a otro nivel.
Un científico ruso que trabajaba en la estación de investigación Bellingshausen en la isla Rey Jorge, en la Antártida, fue acusado de intento de asesinato después de que apuñaló a un colega con un cuchillo de cocina por supuestamente revelar el final de los libros que estaba leyendo.
Sergey Savitsky, de 55 años, y Oleg Beloguzov, de 52, habían estado trabajando juntos en la remota Bellingshausen de Rusia durante cuatro años y ambos eran conocidos por sus colegas como profesionales.
Sin embargo, según medios locales, Savitsky tomó un cuchillo de cocina y lo clavó en el pecho de Beloguzov, en lo que se conoce como el primer intento de asesinato conocido en la Antártida.
Probablemente también pasará a la historia como uno de los más extraños, ya que los investigadores revelaron recientemente que una posible explicación del crimen podría ser estropear los finales de los libros.
Según los medios rusos, ambos hombres eran lectores ávidos, revisaban numerosos libros para pasar el tiempo en la aislada estación de investigación, pero Beloguzov se había acostumbrado a atormentar a su colega al revelar los finales de los libros que estaba leyendo antes de llegar a ellos.
Pero después de que Oleg supuestamente le dijera una vez más a Savitsky el final del libro que estaba leyendo, el científico no pudo soportarlo más, así que tomó un cuchillo y apuñaló a su torturador en el pecho.
“[Él] siguió contándole [él] el final de los libros antes de leerlos” , informaron medios británicos , citando una fuente no identificada
Afortunadamente para Beloguzov, quien trabajaba como soldador en la estación, fue trasladado en avión a un hospital en Chile lo suficientemente rápido como para que los médicos le salvaran la vida. Aunque el cuchillo dañó su corazón, el hombre ahora se encuentra en una condición estable y se espera que se recupere por completo.
Savitsky, por otro lado, se entregó a la policía después de volar a San Petersburgo el 20 de octubre, y actualmente se encuentra bajo arresto domiciliario por un cargo de intento de asesinato. Admitió el ataque a los investigadores rusos, pero agregó que nunca tuvo la intención de matar a su colega, informó el medio de comunicación Nevskie Novosti , citando fuentes policiales.
Si bien las bromas crueles de Beloguzov pueden haber sido el pelo que rompió la espalda del camello, por así decirlo, los investigadores creen que el alcohol y el confinamiento cercano en la base de investigación también pueden haber jugado un papel en el crimen. El personal de Bellingshausen tiene acceso a solo dos canales de televisión rusos, un gimnasio y una pequeña biblioteca, pero no hay escasez de vodka, que se envía desde Rusia.