Lo atacaron a machetazos, lo desnudaron, lo patearon, lo acusaron de haber violado y asesinado a una niña.
Y luego lo asesinaron.
Se trata de José Guaymas, un joven de 24 años de edad, apodado ‘Culón’ que el miércoles, después de salir de prisión, volvió a su casa en la ciudad de San Miguel de Tucumán, ubicada en el norte argentino. Tres días más tarde, Abigail Riquel, una niña de nueve años, les dijo a su padre y a su madre que se iba a jugar a casa de una amiga.
Era de mañana, pero después de que pasaran horas sin saber de ella, su familia comenzó a buscarla. Varios testigos aseguraron que la habían visto con Guaymas, quien se convirtió en el único sospechoso de la desaparición.
Por la tarde de ese mismo sábado, el cadáver de la niña fue encontrado en un descampado muy cerca de su casa. Estaba boca abajo, semienterrada. La autopsia confirmó que había sido asesinada mientras era abusada, ya que su atacante trató de asfixiarla y le golpeó la cabeza en reiteradas ocasiones.
Desde aquel momento, la Policía comenzó a buscarlo. Pero los vecinos, también. Hicieron recorridos, rastrillajes, guardias e incluso incendiaron su casa. También se solidarizaron con la familia. Lo encontraron el miércoles por la tarde, lo siguieron y lo atacaron. Después lo entregaron a la Policía, pero ya era un cuerpo sin vida. Hasta ahora, no hay imputados ni detenidos por el crimen.
“Mi hija va a descansar en paz sabiendo que el culpable pagó por lo que hizo, va a estar un poco más tranquila”, advirtió Pablo Riquel, el padre de la niña. No obstante, reconoció que él jamás tendrá paz. “Perdí una parte de mí, por más que haya muerto o que pague en la cárcel, no tengo consuelo”, dijo.
Lamentó que fueran los vecinos, y no la Policía, quienes encontraron al asesino de su hija. “Sabemos que lo atraparon los vecinos, como siempre los vecinos, nosotros somos pobres, nadie nos escucha y si esperamos por la Justicia, todos vamos a morir y se van a morir nuestros hijos”, afirmó.
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