El coronavirus ataca familias y deja historias muy tristes.
En catorce años Juan Eduardo, jamás había celebrado un cumpleaños así: sin pastel, ni regalos, ni abrazos con su madre. Las condiciones que vivía la familia no le permitieron festejar como siempre lo hacía: entre risas y palabras de amor.
“Este año fue distinto porque pasamos su cumpleaños él y yo solos”, comenta la madre de Juan Eduardo, Adriana: mujer que pasó por la fase más complicada del virus; sin embargo, aún lo combate para superarlo. Postrada en una cama de un hospital y por medio de un video, la madre explica cómo vivió su cumpleaños 14 el joven que decidió quedarse junto a ella para asistirla en la lucha contra el coronavirus.
El miércoles 1 de abril, Juan Eduardo cuidó en casa a su madre quien padecía COVID-19. Sus otros tres hermanos estaban en casa de un familiar, el niño de 14 años decidió quedarse junto a su madre para atenderla mientras luchaba contra el letal agente infeccioso. Y así recibió su cumpleaños número catorce.
“Al final del día, el licenciado Carlos Mata de la fundación Delos y su mujer Zulma le hicieron llegar un obsequio y un pastel. No tuvo precio, la verdad. Esa sonrisa, esa cara”, comenta la madre de Juan Eduardo entre lágrimas recordando a su hijo fallecido.
El día de su muerte, Juan Eduardo había decidido quedarse en casa para recibir a su madre una vez saliera del hospital. Limpiando, comprando y ordenando la habitación, el niño de 14 años preparaba todo para cuando su mamá le ganara la batalla al virus y volviera a casa.
Sin embargo, una constante lluvia dificultaba su labor. El agua entraba en la casa a la par que Juan Eduardo la retiraba. Ante el visible inconveniente, los vecinos del municipio de Ecatepec de Morelos, en Ciudad de México, le consultaron si necesitaba ayuda; pero, él contestó, siempre amable, que: “gracias, pero era algo que debía que hacer sólo él”.
Entre el ajetreo de las acciones y la emoción por el regreso de su madre, Juan Eduardo le puso más empeño al acto y decidido continuó trabajando para sacar el agua de casa. Sin embargo, todo terminaría súbitamente cuando, según los vecinos, la bomba de la cisterna tuvo un cortocircuito y el niño murió electrocutado.
“Mi hijo me dijo ‘yo me quedo contigo, mamita’. No me voy a olvidar”, recuerda la madre angustiada. “Me dijo ‘no mamita, con esa enfermedad si te mueres ¡qué voy a hacer! No mamita, yo me muero contigo. Nos morimos juntos’ y se vino conmigo. Voy a estar muy agradecida con eso siempre”, murmura la madre débilmente al borde del llanto mientras el recuerdo de la última sonrisa de su hijo es revivido en su memoria.
La situación se vuelve más nostálgica pues la madre, informa, que por más de 20 días Juan Eduardo estuvo cuidando de ella. La alimentaba y desinfectaba la casa; lastimosamente, ahora que comienza a mostrar signos de mejoría, su hijo no está.
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Sin embargo, lo que más le angustia a la taxista es sobrellevar la muerte de su niño. Todavía no sabe cómo se contagió, la mujer cuenta que días antes de empezar a sentir los síntomas, transportó a varias personas que tosían y estornudaban.