Muchos de los que tenemos hermanos hemos llegado a tener peleas y disputas por lo menos en varias ocasiones, también es probable que estas riñas se hayan prolongado hasta la adultez pero se manifiesten de diferente manera, básicamente después es solo verbal, aunque muchos podremos recordar verdaderas batallas con nuestros hermanos llegando a los golpes.
Esto ocurre, no precisamente por ser personas violentas, sino porque siempre entre hermanos hay disputas y diferencias que se llegan a arreglar de diversas formas.
Recientemente se ha demostrado en un estudio por parte de la Universidad de Cambridge, que las peleas entre hermanos son benéficas para la salud y las convierte en personas mejores.
Al tener peleas ocasionales con los hermanos, las personas desarrollan la madurez, fomentan muchas habilidades sociales con otros niños y ayudan al desarrollo mental. En conclusión, este tipo de conducta, es positiva y es un importante medio del desarrollo a largo plazo de los niños.
La doctora Claire Huges declaró en una entrevista al “The Guardian”:
“Cuanto más combativos sean los hermanos y mientras más discutan y el mayor menosprecie al menor, van a aprender más lecciones complejas sobre la comunicación y las sutilezas del lenguaje. Mientras más se molesten entre ellos, más van a aprender sobre regular sus emociones y cómo pueden afectar las emociones de los otros”.
Esto no quiere decir que se deban justificar las conductas violentas en los niños, ni que ser de esa manera sea algo bueno, sino que se trata sólo de peleas superficiales y de niños en donde en poco tiempo encuentran la solución al problema.
De otra manera, se podrían provocar daños que podrían prevalecen por mucho tiempo si se trata de un acto violento.
La doctora Claire Huges agregó:
“La visión tradicional es que tener un hermano o hermana lleva a mucha competencia por la atención y el amor de los padres. De hecho, el balance de nuestra evidencia sugiere que el entendimiento social de los niños puede acelerarse por su interacción con sus hermanos en muchos casos”.
Para poder tener esta información, en la investigación se estudiaron a 140 niños en el lapso de cinco años, tomado en cuenta pequeños que tenían una edad a partir de los dos años. Se analizaron sus interacciones entre hermanos y con sus padres y pasaron por varias pruebas.
También los hicieron llenar algunos cuestionarios evaluando sus habilidades y su manera de convivencia con su entorno, descubriendo que de cierta manera, a largo plazo, es necesaria una pelea eventual entre hermanos.
¿Qué te parece? Seguramente ahora pensarás de otra manera al jugar fuerte con tus hermanos.
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