Nichole y Colin Brooks acababan de regresar de unas felices vacaciones con sus tres hijos cuando el más pequeño de ellos, Wyatt, comenzó a presentar un raro salpullido seguido de unos moretones muy poco comunes.
En ese momento llevaron al pequeño al hospital para hacerle exámenes de sangre y fue así como se diagnosticó con leucemia linfoblástica.
En ese momento, Nichole a sus 40 años, no daba crédito a lo que los médicos le acababan de declarar. Ese fue un día tan terrible que lo describió así:
“No hay palabras para describir las emociones. Pensé que había una confusión en el laboratorio. Les pregunté a los médicos si estaban seguros de que tenía cáncer todos los días, durante los primeros cuatro días. Mi corazón se rompió, no podía respirar. No sabía cómo haríamos para enfrentar esto y me aterraba lo que él debía soportar para poder vencer la enfermedad”.
Esta pareja adoptó a Wyatt cuando era muy pequeño y sabían perfectamente que había nacido con Síndrome de Down y una condición cardiaca muy delicada, Nichole y Colin ya tenían dos hijas, Sophia de 16 años y Reagan de 17, pero en determinado momento pensaron que querían tener un miembro más en la familia y fue así como Wyatt complementó sus vidas.
“No le cambiaríamos nada. Él es maravilloso”.
En ese momento la familia decidió que el bebé iniciara su tratamiento, pero Nichole se sentía muy temerosa por las secuelas que ocasionarían las quimioterapias. Por este motivo, ella y su esposo Colin, tomaron la decisión de afeitar la cabeza de Wyatt, antes de que los efectos de la quimioterapia, produjera la caída de su cabello.
“La pérdida de pelo es devastadora para muchos padres. Es un recordatorio físico de que su hijo está enfermo. Para nosotros, eliminar su pelo fue una de las pocas cosas que podíamos controlar. En lugar de enfocarnos en la pérdida y la tristeza, decidimos tomar las riendas de la situación”.
Fue así como Nichole y Colin tomaron las riendas y decidieron que ellos serían los que determinarían el momento en que Wyatt se quedaría sin pelo y no la enfermedad, sabían que su bebé perdería el pelo pero querían que esto fuera con valentía y no resignación, pues el cáncer ya le había quitado mucho a su pequeño y no sería su cabello el que se fuera por la enfermedad.
Entonces esta madre acordó con una enfermera una cita para que afeitaran la cabeza de Wyatt y lo hicieron en el hospital.
En las imágenes se puede ver a Nichole cargando a su bebé mientras que la enfermera rapa su cabeza.
Después los padres posaron con su hijo en brazo mostrando la nueva apariencia de su pequeño y también para reafirmar que estarán con él siempre.
Algo positivo, fue que al pequeño Wyatt le agradó mucho su apariencia y se lo hizo saber a Nichole.
De alguna manera esto alegró a la familia e hizo menos pesado el terrible proceso del cáncer de su hijo pues siguen incansablemente en la lucha por sacar adelante a Wyatt.
Y aunque sabemos que es una experiencia muy complicada, solamente el amor de sus hermanos y sus padres podrán darle fuerzas para que pueda superar esta situación tan triste.
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