El matrimonio conformado por Aida y Arturo Sandoval nunca se imaginó que en una visita al médico se encontrarían con la sorpresa de que estaban esperando un hijo.
La noticia del embarazo fue en el 2014 y Aida contaba con 44 años, esto era algo complicado, además de que ya tenían otros tres hijos y ya todos eran grandes. Así que decidieron recibir felizmente al nuevo miembro de la familia. Pero a pesar de su optimismo, esta era sólo una más de las pruebas que tendrían que superar los Sandoval.
Los médicos, después de certificar su embarazo, les dieron la noticia de que se trataba de gemelos siameses, pues en los resultados, los fetos aparecían unidos.
Esto para la pareja fue algo determinante, pero no dudaron en recibir a sus hijos pues son una familia muy religiosa y su devoción no les permitiría tomar otra decisión que no fuera tener a los bebés.
Sin importar si venían unidos o no.Finalmente en agosto de ese mismo año, recibieron a Erika y a Eva Sandoval, quienes tuvieron que vivir los siete primeros meses de vida en el hospital de niños “Lucile Packard”, en el estado de California en Estados Unidos.
Las gemelas estaban unidas por el diafragma hasta la parte inferior de sus cuerpos, compartían el sistema digestivo, la vejiga, el útero y el hígado, además que en las extremidades, tenían una tercera pierna que terminaba al final con un pequeño pie con siete dedos.
Por estas complicaciones, los Sandoval tuvieron que compartir su residencia entre su hogar en Sacramento y Palo Alto, en este último lugar, Aida alquiló un departamento para poder acudir en todo momento al hospital.
Los problemas que más afectaban a las gemelas eran infecciones por presentar orina constantemente, unido a una fuerte deshidratación y desnutrición pues por la condición de su estómago tenían que ser alimentadas por una sonda insertada desde la nariz.
Además de todo esto, Erika la gemela más pequeña cada vez perdía más peso y se notaba más débil que su hermana Eva, pues era esta quien tenía más parte del estómago y la mayoría de los nutrientes de los alimentos de las dos, los consumía ella.
Los doctores estaban realmente preocupados por esta situación pues diagnosticaron que este problema se intensificaría conforme fueran creciendo.
Era muy complicado que las gemelas vivieran, así que tomaron la decisión de separarlas y para ello las tenían que preparar para una cirugía muy complicada.
Al principio estaba programado todo para inicios del 2016, en ese entonces las gemelas tenían 2 años.
Como se sumaron algunas complicaciones en Erika y Eva, la cirugía fue finalmente reprogramada para diciembre de ese año.La cirugía de separación.
Las dificultades para esta intervención quirúrgica contenían un riesgo del 30 % de que cualquiera de las dos no sobreviviera, incluso ambas.debido a la gran cantidad de órganos y vasos sanguíneos que estaban compartiendo desde el nacimiento Esto, .
Estos pronósticos de los médicos preocupaban profundamente a Aida y Arturo, no les quedó más remedio que refugiarse en su fe, pues además les habían explicado que en la mayoría de las intervenciones, el riesgo máximo es del 10%.
“Es difícil ver los números y encontrar consuelo en las probabilidades. Pero, desde el principio, nuestras niñas han superado las expectativas de vida de los doctores y sin duda seguirán demostrándonos su fuerza”. Comentó la pareja.
La cirugía fue una de las más complicadas que habían realizado en este hospital, fueron cerca de 18 horas y antes de realizarla, el personal médico que participó, tuvo que practicar por muchas horas con modelos 3D del cuerpo de Erika y Eva. Las gemelas también tuvieron un tratamiento previo para lograr estirar la piel lo suficiente y poder recubrir algunas áreas de los tejidos.
Una vida independiente
Las gemelas superaron todas las expectativas, pues sólo siete meses después de la cirugía de separación las pequeñas se adaptaron perfectamente a su nueva vida, a pesar de que perdieron partes de su cuerpo y órganos importantes. Eva en este caso, vivirá con intestino delgado, grueso y colon, pero su hermana Erika tiene que usar una bolsa de colostomía pues solo cuenta con el intestino delgado.
Por ahora, las gemelas utilizan una silla de ruedas adaptada a sus cuerpos, pero los médicos esperan que en cuanto estén más grandes, utilicen otros medios para trasladarse, como muletas o prótesis.
Una de las ventajas que obtuvieron de la operación Erika y Eva, fue que afortunadamente, los cirujanos lograron repartir el hígado y la vejiga de las niñas, además, los problemas de crecimiento de Erika quedaron atrás y tiene ya casi el mismo peso que el de su hermana.
Después de dos meses de haber sido dadas de alta del hospital, Erika y Eva viven felices con sus padres y regresaron a Sacramento. Aida relató para el medio Sacramento Bee, que la vida de sus niñas no podía ser mejor, pues son independientes:
“Que estén así, separadas, es como el día a día normal de cualquier madre con gemelos. Es un sentimiento maravilloso”.
Las pequeñas Erika y Eva asisten a rehabilitación y terapias para poder adaptarse física y psicológicamente a su nueva vida, pero hasta ahora, parece que no tienen grandes problemas, pues están bastante felices con sus padres que las aman y se sienten orgullosos de haber tomado la decisión de tenerlas con ellos.
Aida comentó:
“Estoy increíblemente agradecida de que las cosas terminaran como lo hicieron. Sé que Erika y Eva llegaron a este mundo porque tienen un propósito y, además, han llegado muy lejos. Y estoy segura de que el futuro solo les depara cosas increíbles”.
Seguramente con el tiempo, estas gemelas encontrarán mejores maneras de vivir gracias a los avances de la medicina.
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