Mucho nos quejamos de los problemas que enfrentamos diariamente, y de las dificultades que se nos presentan.
Es importante que ante cualquier desafío, sepamos confiar en nosotros mismos mientras seguimos luchando con la certeza de que las cosas puedan mejorar.
Pablo Acuña, de 60 años de edad, es un hombre de Paraguay que ha demostrado tener una gran resiliencia. A pesar de que no tiene ni brazos, ni piernas, se hizo cargo de la crianza de sus hijas luego de que su madre las abandonara.
Ellas están orgullosas de su padre, de la labor que ha hecho para sacarlas adelante. Élida, la hija menor de Pablo, de 26 años, contó que su padre vivió para hacerse cargo de ella y de su hermana menor.
La situación de Pablo ya era difícil, pero empeoró cuando la madre de sus dos hijas las dejó a su suerte. Cuando la mujer decidió abandonar a su familia ella tenía meses de nacida, necesitaba su atención y protección. A pesar de todo, Pablo nunca se rindió, cada día luchaba para atender a sus pequeñas, usando una carretilla para trasladarse intentaba cumplir con su labor de padre.
Es el mejor padre del mundo”, agregó.
Tal como su padre se sacrificó por ellas cuando eran niñas, ahora ellas le retribuyen su amor y entrega agradeciéndole por tanto esfuerzo.“Mi padre es mi mundo.
Es mi amigo, confidente y el mejor padre del mundo.Por eso dejé mi vida en Argentina y vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo, porque ya está mayor”, contó Élida.
Pablo depende de una carretilla para trasladarse, incluso duerme en su interior, se ha convertido en un recurso imprescindible para él.“Prácticamente vive en su carretilla, porque son sus dos piernas, hasta duerme allí, dice que se siente más cómodo”. “No puede moverse solo, depende de otra persona hasta para ir al baño, pero sí puede atender su teléfono móvil presionándolo con la nariz, y también usa el control de mando del televisor de la misma manera”, dijo Élida.
Pablo nació sin extremidades, ahora cuenta con un buen estado de salud. No ha desarrollado otra enfermedad además de su discapacidad. Espera tener su propia vivienda, y sus hijas lo ayudan a lograrlo.