Las regulaciones impuestas en distintos países de Europa establecen que las personas deben permanecer en cuarentena estricta.
No pueden salir de casa por motivos no esenciales. A quienes las autoridades sorprenden rompiendo injustificadamente con en el encierro se les penaliza con severas sanciones o multas.
Jessica Allen y Eliza Moore, ambas de 27 años de edad, afirman haber sido asediadas y rodeadas por la policía cuando llegaron por separado con café en mano a Foremark Reservoir en Derbyshire, Inglaterra, el pasado miércoles.
La pareja creyó que no tenía nada de malo ir a pasar un día en el sitio de acampar. Hacía un clima propicio para ejercitarse al aire libre. Ambas se encontraban a diez minutos de sus hogares, en la cercana Ashby-de-la-Zouch, localidad situada en el condado de Leicestershire, Reino Unido.
Jessica y Eliza se quedaron pasmadas cuando los funcionarios se hicieron presentes en el sitio para leerle sus derechos e implantarles una multa de 200 libras esterlinas (280 dólares). Los uniformados afirmaron que hacer ejercicio no estaba permitido.
Jessica afirmó que, cuando vio al contingente de oficiales llegar en la patrulla a la entrada del lugar quedó aterrada. Lo primero que pensó fue que había habido un crimen grave, o algo parecido. Ambas mujeres y amigas dijeron que se fueron en autos separados, entendiendo que era lo más sensato. Pero, la policía no lo tomó tan a la ligera y procedió contra ellas.
“Con mi negocio cerrado, salir a caminar es para lo único que salgo de casa. Necesito hacer ejercicio. Puede haber mucha gente caminando por mi área local, así que decidí ir en auto hasta el embalse porque sabía que estaría menos concurrido. En todo caso, pensé que estaba siendo más responsable”, dijo Jessica.
Uno de ellos empezó a leer los derechos a las damas mientras estas se decían para sus adentros: “Esto debe ser una broma”. Fueron sancionadas de igual forma, aunque según dicen, ambas se toman la pandemia muy en serio. El hermano de Jessica es un médico que trabaja en una sala de COVID ubicada en Londres.
“Mientras conducíamos, había un coche de policía y había muchos policías allí; pensamos que debía haber habido un crimen grave, que alguien había muerto o algo así. Lo siguiente, mi auto rodeado por los agentes quienes comenzaron a interrogarnos tan pronto como pusimos un pie afuera del vehículo”, añadió Eliza.
Jessica dijo que sus padres se contagiaron. Sufre de constantes episodios de ansiedad y por eso intenta hacer algo con su tiempo, desempleada como está. No imaginó la posibilidad de quedar tras las rejas, tan solo por salir a dar un paseo con su amiga Eliza, quien labora como tripulante de cabina para British Airways.
El abogado en Derechos Humanos, Adam Wagner, dijo a los medios de comunicación británicos que, en la actualidad no existe ninguna ley que prohíba viajar en auto para hacer ejercicio. Pero fueron acusadas de organizar un picnic por llevar un vaso de café en la mano.
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