Cuando nació el pequeño Zhuangzhuang en un refugio de vida silvestre en China, su madre intentó aplastarlo intencionalmente.
Los veterinarios del centro pensaron que había sido un accidente porque es inconcebible que una madre quiera asesinar a su hijo recién nacido. Los cuidadores se vieron obligados a separarlo de su madre y a curarle las heridas.
A los días devolvieron la cría a su madre que intentó de nuevo atacar a su cría. De inmediato, los cuidadores echaron a la madre y rescataron al pequeño Zhuangzhuang. Nadie daba crédito a lo que estaba ocurriendo. Se cree que la madre podía estar sufriendo algún tipo de enfermedad que la llevaba a actuar de forma impredecible.
Esta es la madre de Zhuangzhuang justo cuando la separaron del recién nacido. El bebé elefante se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Las lágrimas corrían por su tronco gris y estuvo llorando durante horas sin consuelo. Tapado con una manta, poco a poco se fue animando gracias a las caricias de sus cuidadores.
En cuanto se recuperó, empezó a tomar su biberón. Además fue aceptado por otra madre elefante. A los pocos días, Zhuangzhuang ya correteaba por la reserva y jugaba con sus cuidadores.
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