Joan Murray es la ejecutiva de un banco de Carolina del Norte, Estados Unidos, que desde hace años tiene el hobbie de saltar en paracaídas.
A pesar de tener bastante experiencia, esta vez ocurrió algo inusual: su paracaídas principal no funcionó.
Mientras caía a 130 kilómetros por hora, pudo activar el paracaídas de reserva, pero se encontraba a tan solo 200 metros del suelo. Debido al pánico que estaba sintiendo, terminó girando y girando, impidiendo que el paracaídas secundario se desplegara por completo.
Joan cayó sobre una colonia de hormigas de fuego, la cual estaba conformada por más de 250.000 integrantes. Las picaduras de estas hormigas generan muchísimo dolor y en algunos casos, su veneno puede ocasionar la muerte.
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La caída fue de 4.500 metros de altura, pero logró sobrevivir gracias a que las hormigas comenzaron a picarla. La picadura de estas hormigas venenosas lograron que el cuerpo de la mujer siguiera descargando adrenalina y su corazón se mantuviera activo mientras los médicos estaban en camino para rescatarla.
Antes del accidente, Joan había estado practicando paracaidismo para ganar experiencia y poder saltar sola. Al lograr conseguir su licencia, se lanzó confiando en sus habilidades, pero jamás pensó que el paracaídas principal fallaría.
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Según las declaraciones de los médicos, las picaduras le provocaron una especie de descarga de adrenalina, estimulando sus nervios y manteniendo en funcionamiento los latidos de su corazón.
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Joan estuvo en coma durante dos semanas y logró sobrevivir. Dos años después, la mujer decidió saltar nuevamente y hasta el día de hoy lo continúa haciendo.
Igualmente, esta terrible experiencia la hizo reflexionar sobre la vida, y ahora se toma todo con mayor seriedad: “He aprendido a tomarme tiempo para las cosas importantes en la vida. Digo ‘te quiero’ y ‘gracias’ mucho más desde esta experiencia”.