Chaya Milchtein y Jodyann Morgan, no contaron con la presencia de sus seres queridos el día de su boda, y no precisamente por las restricciones del COVID-19.
La celebración del día más importante de sus vidas fue pequeña e íntima porque sus padres no quisieron acompañarlas. Chaya, quien es profesora, escritora y conferencista de Milwaukee, conoció a Jodyann, una trabajadora de seguridad de Nueva York hace cuatro años.
Las novias planearon su boda con antelación, pero por el COVID-19 no pudieron contar con el número de invitados que les hubiese gustado.
Decidieron ser menos extravagantes, pero su familia directa no aceptó la invitación.En la ceremonia no hubo invitados presentes, pero por medio de la web había 10.
400 personas conectadas para compartir con ellas ese momento especial.
Los espectadores vieron la ceremonia virtual al conocer la historia y solidarizarse con ellas.Las novias aprovecharon que no tenían que atender a invitados para enfocarse en los detalles y colaborar con los proveedores para crear una ceremonia única y hermosa.
“Ninguno de nuestros padres estaba interesado en celebrar con nosotras», dijo Chaya.
La celebración incluía algunas costumbres judías, y fue vista por miles de personas.Aunque sus familiares cercanos no estuvieron allí, ellas se sintieron acompañadas por los asistentes virtuales que se tomaron el tiempo para compartir una ocasión tan especial para estas novias. Casarse en Indiana fue fácil, no requirió testigos, la licencia de boda no tenía un período de espera y podía obtenerse en línea.
“Nuestra relación ha recibido el apoyo de una comunidad en las redes, por eso, en cuanto establecieron medidas contra el virus pensamos transmitirla en vivo”, dijo Chaya. Chaya y Morgan animan a otras parejas a celebrar bodas íntimas durante la pandemia. Desde que publicaron su historia, Airbnb se ha puesto en contacto con la pareja para ofrecerles un dulce regalo de luna de miel europea.
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