Los esfuerzos de los estados no han logrado evitar la inconciencia de algunos afectos al sol y al mar que, disfrutan destruyendo el ecosistema y, con ello, al planeta.
La mejor medicina para el ser humano, cualquiera sea su condición, esté o no enfermo, sea feliz o un completo amargado, según mi humilde experiencia es el mar. No obstante, las aguas del mundo se han visto afectadas por una gran cantidad de desechos sólidos que provocan una mayor crisis económica, además de la ambiental.
Residuos de este tipo navegaron arrastrados desde las costas de Guatemala, en el río Motagua, hasta llegar a las orillas de las playas de Omoa, en el norte de Honduras, lo que supone, además de las consecuencias ambientales, un golpe bajo al sector pesquero y turístico en Centroamérica.
Toneladas de basura corren por el mar desde esa importante vertiente que fluye naturalmente por Guatemala.
Con el propósito de intentar mitigar a corto plazo los efectos ambientales y su impacto en la salud de los habitantes de la zona, la Cancillería de Honduras afirmó el pasado sábado en un comunicado que su política se mantiene en pie de lucha para lograr paliar una situación internacionalmente heredada.
“Limpieza en las playas y bahía afectadas con grandes cantidades de basura proveniente del vecino país están siendo removidas”, aseguraron desde la alcaldía.
Aunque los gobiernos de Honduras y Guatemala trabajan juntos desde hace años para combatir la problemática creciente, y en pro de la seguridad de todos, asume que también esta coyuntura ha afectado la movilidad como consecuencia de la pandemia.
Lo más peligroso es que las biobardas, instrumentos instalados para impedir el flujo de desechos sólidos no funcionan a cabalidad y su capacidad se vio rebasada por la cantidad de residuos que arrastra el río Motagua, sobre todo en temporada de lluvias.
“Exigimos a Guatemala la implementación de nuevas acciones urgentes, ya que la situación ambiental generó un impacto en el ecosistema marino costero y consecuencia negativas en las actividades económicas pesqueras y el turismo”, declaró el canciller hondureño.
Según ha dicho Julio Rodríguez, dirigente de la Asociación de Pescadores de Omoa, junto con la basura están llegando un tipo de algas residuales que, al concentrarse en la costa acaban con la vegetación y la fauna marina, debilitando los ecosistemas y, quizás, a nosotros como especie humana.
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