Un hombre de 45 años de edad, vecino de la localidad pontevedresa de Moaña, asesinó ayer a su mujer de un disparo con una escopeta de caza.
Acto seguido, se suicidó usando la misma arma.
El matrimonio, que deja dos hijas, de 9 y 17 años de edad, vivía en una buhardilla situada en la parte superior de la casa rural en la que habitan los padres de él.
La mujer, de 40 años, volvió a casa poco después de las 15:30 horas después de finalizar su jornada laboral.
Sus suegros no escucharon discusión alguna ni observaron ningún signo de pelea o forcejeo cuando ella entró en la vivienda. Lo único que oyeron fue un disparo, y segundos después, una nueva detonación.Cuando subieron, encontraron los dos cadáveres tendidos en el suelo. Los padres explicaron que no entendían lo que había ocurrido ya que, la pareja tenía una vida normal. Los vecinos tampoco detectaron ningún comportamiento extraño en ellos en los últimos días y se mostraron realmente sorprendidos.
Lo único que trascendió de la investigación es que el presunto homicida no fue a trabajar y esperó en el domicilio conyugal hasta que regresó su esposa.
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