La pesadilla comenzó con lo que se suponía sería un viaje para encontrarse a sí misma.
Carmen Greentree era una joven surfista de 22 años con ganas de convertirse en profesional y decidió realizar un viaje a la India, donde vivió los peores dos meses de su vida.
“Durante 7 años había estado dedicada al 100% en convertirme en surfista profesional. Desde que me levantaba hasta que me iba a dormir, estaba centrada en ser la campeona del mundo de surf. Nada me importaba más que eso”.
Y justo con 22 años, profundamente decepcionada por no lograr su sueño de entrar al Championship Tour (CT), decidió tomarse un año sabático y viajar a la India para reencontrarse con ella misma.
Sin embargo, confió en un hombre local que la secuestró y violó durante dos meses en una casa flotante en el lago Dal.
“Pensé que jamás escaparía de ese bote, que moriría allí de una u otra manera”, relató la surfista australiana, ahora de 37 años.
Rogó muchas veces a sus secuestradores para que la dejaran ir. Sin embargo, cada vez que lo hacía era golpeada. Hasta que un día decidió no pelear más, y fue entonces cuando la violaron por primera vez.
“Y a la que me rendí, fue la primera vez que me violó, pero es que estaba cansada, no podía pelear más y sabía que no iba a detenerse. Perdí la cuenta de las siguientes veces que me violaron”, confesó.
Mil veces pensó en escapar, pero le habían dicho que la zona en la que se encontraban era peligrosa, tanto que si la veían, le podrían disparar. Decidió resignarse a convivir con la familia del violador, que además le pidió que se vistiera como musulmana.
La pesadilla terminó gracias a dos factores, a una llamada de una amiga cercana que avisó a la policía que Carmen podría estar en peligro, y a que el secuestrador, en su intento de obtener dinero, la obligó a llamar a sus padres, lo que sirvió a la policía para localizarla rápidamente.
Actualmente, Carmen se encuentra casada y es madre de tres hijos, y ha escrito un libro que le ha ayudado a superar la experiencia traumática, además de que también ha servido para que otras personas que han sufrido algo similar se animen a contarlo.
“Estoy segura de que hay más como yo, pero tendrán miedo de dar el paso”, finalizó.
El hombre acusado de la atrocidad, Dundoo, de 46 años, afirmó que se trata de una historia inventada.
“Se fue de turismo, sin pagar y nunca consiguió su falsa denuncia”, dijo y agregó: “No entiendo cómo podemos mantenerla en cautiverio durante dos meses cuando nuestra casa flotante está a cinco o diez pies (1,5 a 3 metros) de distancia de otras casas flotantes, hay otros turistas alrededor, es temporada alta y la estación de policía más cercana está a solo unos cientos de metros de distancia”.
Luego de afirmar que la mujer había establecido una relación con su ayudante nepalí, el hombre insistió en que “en agosto” de 2004 Greentree “desapareció sin siquiera haber pagado el importe completo “que le debía”.
“¿Por qué yo haría eso? Servimos a los turistas por generaciones.
Sabemos que representamos a toda Cachemira cuando nos ocupamos de ellos. ¿Por qué haría algo que arruinaría toda mi vida?”, se preguntó, antes de asegurar que la denuncia es un “drama” y un “truco de promoción”.