El sueño de ser padres puede volverse cuesta arriba para muchos, y cuando ese anhelo no llega, es motivo de angustia.
Fue lo que ocurrió con Ali Sanders y su esposo Michael, quienes intentaron por años que ella quedara embarazada, sin embargo, su sueño parecía desvanecerse cuando les informaron que eran estériles.
Entonces, decidieron adoptar un bebé que necesitara de su cariño. Luego de las navidades del año 2014, recibieron la noticia de que habían sido aprobados para convertirse en padres adoptivos de dos mellizos de ocho meses de edad.
La llegada de los mellizos llenó de luz sus días. Sin embargo, Ali no era tan feliz como imaginó, ya que jamás llegó a crear la conexión con los bebés que toda madre desearía. “Sentí que estaba jugando, que no era real. Todo empeoró cuando Michael se vinculó con los bebés de inmediato. Ya se sentía como padre”, reconoció Ali.
Ali luchaba por encariñarse con los niños, sin embargo, no lo conseguía, y no veía el día en que el tiempo de prueba que les dieron para acostumbrarse a los bebés terminara. “Recuerdo estar sentada allí orando para que los mellizos no se despertaran, porque cuando lo hicieran, tendría que volver a fingir ser una madre de nuevo”, admitió.
Cuando Michael vio que no era normal ese comportamiento en su esposa, la llevó al doctor. Pero su sorpresa fue inmensa cuando luego de una analítica de orina descubrieron que Ali estaba embarazada. Otros padres habrían reaccionado aceptando a su nuevo bebé con todo el amor tanto como a los adoptados. Pero para Ali, era demasiado. Y entonces no dudó en llamar al centro de adopciones para anular el proceso.
Al día siguiente los bebés fueron devueltos a una familia de acogida, y lamentablemente, fue la última vez que supieron de ellos.
Ali cuenta que al momento de despedirse, llegó a sentir “algo de cariño”. “Fue la última vez que los vi.Lloré mucho.
No había expresado ninguna emoción hasta ese momento, sin embargo, cuando me los quitaron de los brazos por última vez, algo dentro de mí se rompió y no creo que alguna vez se arregle de nuevo”, confesó.A pesar de cargar con ese sentimiento de culpa, admite que no se arrepiente de haberlos devuelto, ya que por alguna extraña razón todo su ser jamás se llegó a vincular con niños que no eran genéticamente suyos. “Creo que fue una cosa física. La manera en que no pude conectarme con los mellizos fue completamente fuera de lugar. Siempre había sido muy maternal y deseaba desesperadamente a esos bebés, es algo difícil de explicar”.
Ahora Ali y Michael son una pareja feliz que vive junto a su hijo Jacob de tres años de edad, e incluso en noviembre de este año dará a luz a su segundo hijo concebido de forma natural. Sin embargo, no niegan que las huellas que les dejaron los mellizos son imborrables.
La pareja recibió varias críticas por haberle hecho eso a los mellizos, como si se tratara de ropa, que no te quedó bien y la devuelves. Otros le dan la razón, afirmando que el amor de una madre adoptiva nace en el primer momento o jamás estará y es algo que no puede ser forzado.
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