¿Inmovilizarlos a la hora de dormir? Parece bastante complicado… Mira que hay tradiciones que cuesta entender, y más si se aplican irresponsablemente con los más pequeños que podrían tener secuelas.
El “tegmat” es el vendaje que tradicionalmente se les aplica a los bebés marroquís a la hora de dormir, convirtiéndolos en pequeñas momias inmovilizadas entre las vendas.
Con solo ver la fotografía, queda claro que esta práctica tiene efectos perjudiciales para el sistema nervioso o la circulación de la sangre, sin contar el efecto psicológico que tiene el notarse inmovilizado y el no recibir estímulos de su propio cuerpo. Bastaría apretar un poco más de lo debido el “envoltorio” como para impedir una correcta circulación.
Denominado popularmente “Tegmat”, el vendaje, que se aplica a los bebés durante los primeros meses de vida, generalmente a la hora de dormir, y que les deja completamente inmovilizados, es para muchos marroquíes un ritual obligatorio. Según pensaban antaño muchas mujeres, ayudaba a que los niños creciesen sin las piernas arqueadas y con una figura esbelta.
Como vemos en la imagen, se deja la cabeza libre, y dentro están los brazos cruzados (el derecho sobre el izquierdo en posición de rezo) y las piernas estiradas. Entonces el niño es cubierto con una tela cuadrada sujeta con una venda antiguamente elaborada por las abuelas o en sastrerías especializadas.
Supuestamente, al ser “momificado” el bebé revive la sensación intrauterina y concilia el sueño, según defienden los partidarios de esta práctica, popular durante décadas en Marruecos.
Pero nada tiene que ver el estado “flotante” entre el líquido amniótico, la calidez y los sonidos del cuerpo de mamá, y las “volteretas” y patadas que el bebé da en el vientre, la posición encogida que ofrece seguridad, con esta postura rígida del tegmat.
Incluso, esta práctica puede producir luxaciones de caderas al mantener al bebé en posición horizontal. Pero el “Tegmat”, explican los expertos, sobre todo es dañino a nivel psicológico porque limita las expresiones, los sentidos, y los reflejos involuntarios del niño.
El tegmat era y es utilizado también para proteger al niño del frío, evitar los arañazos en su propia cara o para transportarlo fácilmente mientras las madres trabajan en el campo o en casa. Además muchas son las que opinan que el vendaje es un excelente remedio contra los cólicos gracias al calor y la presión que la tela ejerce sobre el vientre.
En las ciudades el “Tegmat” está desapareciendo, pero en el mundo rural todavía goza de muchas adeptas, y son sobre todo las “Kablas”, comadronas tradicionales que transmiten el oficio de madre a hija, sin formación especializada pero con una gran reputación en las zonas rurales, las que lo impulsan.
¿Te imaginabas que una tradición así existía?