Zeus era un pit bull de tan solo nueve meses que vivía con la familia Richardson en Webster, una ciudad de Florida.
El pasado lunes estaba jugando con Oriley, uno de los cuatro niños de la familia, cuando de pronto saltó sobre él y se puso a ladrar a algo que había en el suelo. El pequeño pensó que se trataba de una cuerda y no le dio importancia.
Más tarde Orion, otro de los niños, fue a cambiar el agua a Zeus y se percató de que los ojos del cachorro estaban extraños. Al acercarse a él y girarlo descubrieron que estaba encima de una serpiente coral, una de las más venenosas que existen. Se había lanzado sobre ella para que no atacara a Oriley y recibió cuatro picaduras de la serpiente antes de que pudiera morderla y tragarse su cabeza.
Los niños avisaron a sus padres de lo ocurrido, y llevaron rápidamente a Zeus al veterinario. Lamentablemente, aunque éste la administró un antídoto contra el veneno, no lograron hacer nada para salvarle la vida. El perro falleció al día siguiente, justo el día del cumpleaños de Oriley, uno de los dos niños a los que había salvado del ataque de la serpiente.
Gina Richardson, la madre de los niños, comentó cómo les ha afectado la muerte de Zeus: “Me desperté y empecé a llorar. Mis hijos se despertaron, me escucharon llorar y después ellos también comenzaron a llorar.” La familia entera quiso ir a la clínica a despedirse del animal.
Gina tiene claro que se sentirá “eternamente agradecida” con su mascota por su acción valiente y desinteresada y le considera, un héroe: “Pude haber perdido a uno de mis hijos si él no hubiera estado allí”.
Por otro lado, Gary Richardson, el padre de los niños, espera que la valentía de Zeus sirva para cambiar la idea que se tiene de los pit bulls: “Era mi mejor amigo. Estoy dividido entre la tristeza de haberlo perdido y querer ser feliz porque esta situación haya traído conciencia sobre la naturaleza amable y amorosa de su raza”.
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