Gran cantidad de adultos mayores terminan en residencias especializadas en la tercera edad, sin embargo, esta señora tuvo una idea totalmente distinta.
Cuando un hombre le preguntó a la mujer por qué había decidido viajar sola en los últimos cuatro cruceros, su respuesta fue increíble.
El sujeto cuanta que hace aproximadamente 2 años, su esposa y él estaban en un crucero por el mar Mediterráneo a bordo de uno de los barcos de lujo de la línea “Princess”. Durante la cena estuvieron observando a una anciana sentada sola al lado de la barandilla de la espectacular escalera del comedor principal.
También se dieron cuenta que todo el personal, parecía estar muy familiarizado con la dama. Le consultó a su camarero quién era esa señora, esperando que le respondiera que era la dueña de la línea de cruceros o algo parecido, no obstante, le contestó que sólo sabía que había viajado con ellos en los últimos cuatro cruceros. Una tarde, el hombre al salir del comedor, cruzó miradas con ella y se detuvo para saludarla.
Estuvieron hablando y él le dijo: “Me han dicho que has estado en este barco durante los últimos cuatro cruceros.” Ella le contestó: “Sí, es correcto”. El hombre expresó su desconcierto: “No comprendo”, y ella respondió: “es más económico que una residencia para ancianos”.
“Es por eso que, no iré a una residencia de ancianos. Cuando esté vieja y débil, tengo muy claro que me subiré a uno de los barcos de la línea de cruceros “Princess”. El coste promedio de una residencia es de 180$ por día aproximadamente. Me he informado sobre las reservas del crucero y te hacen descuento por larga estancia y por ser una persona de la tercera edad, el precio serían 120$ por día.
Todavía le siguen sobrando 60$ al día para: Las propinas, que son unos 9-10$ al día. Puede optar por 10 comidas al día. Acudir al restaurante o usar el servicio a la habitación (quiere decir que puede tomar el desayuno en la cama todos los días).
El crucero cuenta con tres piscinas, lavadoras y secadoras gratis, una sala de entrenamiento, y espectáculos todas las noches. Además, tiene pasta de dientes y cuchillas de afeitar gratis, y también productos de higiene como jabón y champú. Incluso dice que la tratan como a un cliente, no como a un paciente.
La mujer contó que podrá conocer gente nueva cada 7 o 14 días. Si algo se le daña o le falla, el personal le arregla todo y, además, se disculpan por las molestias ocasionadas.
Nunca más volverá a planchar. Siempre tendrá sábanas y toallas limpias cada día, y sin necesidad de pedirlas. Por otro lado, si se cae en una residencia y se fractura la cadera, la llevarán al médico y listo; en cambio, si se cae y se rompe la cadera en el barco, la compañía le regalará una suite para el resto de su vida. Además, ¡siempre tienen un médico a bordo!
Contó que lo mejor de todo, es que la compañía siempre tendrá un crucero que haga distintos viajes. Comentó que no tienen que buscarla en una residencia de ancianos, sino simplemente llamar desde tierra al barco en el que se encuentre. Comentó también, que cuando muera, verterán su cuerpo al mar, ¡sin coste alguno!
Esta es una historia real y la dama se llamaba Bea Muller, de 86 años de edad, jubilada, quien se instaló en el crucero Cunard Queen Elizabeth 2, el 5 de enero del año 2000. Su esposo había fallecido mientras la pareja estaba en un crucero por el mundo once meses antes, y en lugar de optar por una casa de retiro, Muller vendió su vivienda y las posesiones para reservarse a sí misma una plaza en el lujoso barco.
Dejando a un lado el problema de los espacios reducidos, la señora Muller estaba encantada con su vida a bordo del barco. Lo último que contó fue que tenía servicio a tiempo completo de grandes comedores, médicos, limpieza, spa, salón de belleza, gimnasio, actividades culturales y, lo mejor de todo, el baile”. La Sra. Muller falleció en el año 2013, y el Queen Elizabeth 2 fue retirado del servicio en el 2008.
¿Venderías todas tus posesiones por una vida en alta mar? Deja tu respuesta en los comentarios, y COMPARTE la noticia.